Los estudios de Alberto Corral y Novoa&Pardo nos encontramos con una ladera muy atractiva que da al mar, pero muy difícil de ocupar. Al tener una pendiente tan elevada, es complicado el asentamiento de cada volumen y planificar las circulaciones que den acceso a todos ellos.
El terreno donde se desea asentar este complejo turístico se encuentra delimitado en la parte superior por un carretera costera y en la parte inferior por un paseo peatonal al borde del mar.
En la parte superior se plantea el edificio principal al que se accede desde la carretera, y que se asienta a una cota que no impide las vistas marinas para las personas que estén circulando por la costa.
El edificio principal albergaría usos colectivos como recepción, cafería, restaurante, gimnasio, salas de reuniones, además de numerosas habitaciones. Esta oferta turística se completaría con una serie de cabañas individuales, situadas en la zona de mayor pendiente. Se aprovecha una zona de la parcela que coincide con la cota de la carretera para situar el aparcamiento de los clientes del complejo turístico y que accedan directamente a sus cabañas.
Las circulaciones en la ladera se realizan mediante caminos de madera que están levantados sobre el terreno, no llegando a tocarlo en ningún momento. Se aprovecharían estos caminos para llevar las instalaciones urbanas por debajo de ellos sin necesidad de hacer ningún canal en el terreno y pudiendo acceder a las instalaciones directamente en caso de necesidad.
Para evitar una imagen masiva de los volúmenes, estos se levantan sobre el terreno y se planta vegetación tanto a los lados como debajo de ellos. De esta manera se suaviza y se integra el conjunto de los volúmenes en el entorno.
La consecuencia de esta manera de organizar y fragmentar los volúmenes, es que pierde dureza la actuación en la ladera, integrándose mejor en el paisaje, reflejando la topografía original de la ladera y recuperando parte de la vegetación del lugar.
La parte inferior de la parcela se aprovecharía para planificar actividades al aire libre de los clientes del complejo turístico. Aunque no está reflejado en las imágenes, la idea sería crear caminos y plataformas de madera que se integrarían en el terreno sin alterarlo.
Se aprovecharía la gestión del agua para crear un estanque artificial en la base del terreno. Todas la aguas grises del complejo turístico pasarían por un circuito con plantas que depurarían dichas aguas, terminando en el estanque. Además se pueden aprovechar las aguas de la lluvia para completar el aporte de agua. En el estanque se colocaría una serie de planta fluviales y anfibios que mantendrían el equilibrio del agua sin necesidad de hacer nada por nuestra parte.
De momento esto es lo planteado en este terreno al borde del mediterráneo. Veremos si tiene continuidad, pero como reflexión a resultado muy interesante.